Hoy en día, nuestra cultura se halla obsesivamente orientada a expectativas positivas, pero poco realistas: Sé más feliz. Sé más sano. Sé el mejor, mejor que los demás. Sé más inteligente, más rápido, más rico, más sexy, más popular, más productivo, más envidiado y más admirado. Sé perfecto, maravilloso y defeca lingotes de oro cada mañana antes del desayuno mientras te despides de tu
cónyuge modelo y de tus 2.5 hijos.