gnes Heller nos dice que «fue precisamente la modernidad la que emancipó legalmente al cuerpo por primera vez en la historia escrita, al ampliar la ley del habeas corpus, antes privilegio del noble, y convertirla en una ley general para todos.»3 El cuerpo representa en las sociedades modernas por lo menos un enclave doble, a saber: «en el mundo moderno en el que el cuerpo estaba legalmente reconocido por la ley habeas corpus, y donde al mismo tiempo las principales tendencias de la vida social apuntaban a oprimir, eliminar, silenciar, sublimar y reemplazar en esa entidad legalmente existente, se abría un espacio social a la biopolítica».4