Antes de mi aventura en el ámbito académico he trabajado en espacios de lo más variados: en la Dirección General de Tráfico, en una compañía de seguros y en unos grandes almacenes. Este último empleo, que fue mi primera experiencia real en el mundo laboral, me dio una visión meridianamente clara de lo que significan la explotación, la apropiación de todos los órdenes de la vida de los y las trabajadoras, las relaciones sucias entre empresa e instituciones políticas, la insolidaridad, el abuso de poder, el patriarcado y, en suma, la conversión de una lucha que debiera ser vertical en otra horizontal, de rapacería y deslealtad entre compañeras y compañeros