Marshall Berman

Vale la pena señalar que este sentido de la totalidad va a contrapelo del pensamiento contemporáneo. El pensamiento moderno sobre la modernidad está dividido en dos compartimentos diferentes, herméticamente cerrados y separados entre sí: la «modernización» en economía y política; la «modernidad» en el arte, la cultura y la sensibilidad.

Algunos escritores (como Vladimir Nabokov) describen el marxismo como un peso muerto que aplasta al espíritu moderno; otros (como Georg Lukács, en sus años comunistas) consideran la perspectiva de Marx como más sana, saludable y «real» que la de los modernistas; pero todos parecen estar de acuerdo en que este y aquellos son mundos separados[5].

Tomemos una imagen como esta: Alles Staendische und Stehende verdampft, que el amigo de Marx, Samuel Moore tradujo libremente al inglés, pero sin traicionar su sentido, como All that is solid melts into air [«Todo lo sólido se desvanece en el aire»].

Las afinidades entre Marx y los modernistas quedan todavía más claras si observamos la totalidad de la frase de donde hemos tomado la imagen: «Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas».

El drama básico que distingue a El manifiesto es el del desarrollo de la burguesía y el proletariado modernos y la lucha entre ambos. Pero podemos encontrar dentro de este drama la lucha en la conciencia del autor sobre lo que está sucediendo realmente y el significado de la lucha a más largo plazo. Podemos describir este conflicto como la tensión entre su visión «sólida» y su visión «evanescente» de la vida moderna.

En el momento en que aparecen finalmente los proletarios de Marx, el escenario mundial en que se supone que desempeñan su papel se ha desintegrado y transformado en algo irreconocible, surrealista, en una construcción móvil que se desplaza y cambia de forma bajo los pies de los intérpretes.

Pese a que Marx se identifica como materialista, no está primordialmente interesado en las cosas que crea la burguesía. Lo que le importa son los procesos, los poderes, las expresiones de la vida y la energía humanas: hombres que trabajan, se mueven, cultivan, se comunican, organizan y reorganizan la naturaleza y a sí mismos. Estos son los nuevos e infinitamente renovados modos de actividad que la burguesía ha hecho nacer

De todos los maravillosos modos de actividad abiertos por la burguesía, la única actividad que realmente significa algo para sus miembros es hacer dinero, acumular capital, amontonar plusvalía; todas sus empresas son meramente medios para alcanzar este fin, y no tienen en sí mismas más que un interés intermediario y transitorio.

No obstante, los burgueses se han erigido en la primera clase dominante cuya autoridad no se basa solamente en quiénes eran sus antepasados, sino en qué hacen ellos realmente. Han producido imágenes y paradigmas nuevos y nítidos de la buena vida como una vida de acción. Han probado que es posible cambiar el mundo a través de una acción organizada y concentrada.

Solo pueden seguir desempeñando su papel revolucionario si niegan toda su extensión y su profundidad. Pero los pensadores y trabajadores radicales son libres para ver a dónde llevan los caminos, y para seguirlos.