Para que las especies veceras tengan éxito y produzcan nuevos bosques, cada árbol tiene que dar grandes cantidades de nueces, tantas que los diversos recolectores de semillas no den abasto. Si un árbol produjera solo unas pocas semillas cada año, estos se comerían todas y entonces no habría nuevas generaciones de pacanos. Y dado el alto valor calórico de las nueces, los árboles no pueden permitirse una gran producción anual: tienen que ahorrar energía, reservarse, igual que hacen las familias antes de una fecha señalada.