Qué te parece si compramos pintura para pintar las paredes? –había dicho Mumei de repente unas semanas atrás.
Yoshiro no lo entendió.
–¿Las paredes? Pero si todavía se ven limpias, ¿no crees? –le respondió.
–Pintémoslas de color azul, como el cielo. Añadamos también unas nubes y unos pájaros.
–¿Quieres que hagamos un pícnic en casa?
–Bueno, fuera es imposible, ¿no?
Yoshiro tragó saliva. De hecho, podría ser que dentro de unos años ya ni siquiera pudieran salir de casa y tuvieran que vivir rodeados de los paisajes que pintaran en las habitaciones.