«No tengáis prisa», solía decirnos, «sin la posibilidad del suicidio ya me habría matado hace mucho tiempo. El suicidio es un acto afirmativo, lo podéis hacer cuando queráis, ¿qué prisa tenéis? Calmaos. Lo que hace soportable la vida es la idea de que podemos elegir cuándo escapar».