mientras toma
dos o tres sorbos breves
y después, con gesto erótico,
sacude la tacita para remover
el fondo azucarado que le ofrece
el mejor sorbo, el último, el más dulce,
antes de despertar del todo.
Antes de despertar del todo
tú, rubia del amanecer,
te atienes a tu rito de degustación,
de intimidad contigo
y desde ahí, de tu balcón,
salida ya del sueño,
entras de veras a tu casa
con tus gestos,
no con los que heredaste de los tuyos.