Por eso lo primero que hacemos al empezar el día es mirar el cristal del teléfono para mirarnos con los otros y tratar de superar rápidamente la desilusión de ser ese despojo humano legañoso que cada mañana vemos lavándose los dientes. Esperamos del periodismo que nos diga que somos algo más que eso que vemos y que sea como esa aplicación de vida sana que cada mañana nos propone un plan de ejercicios y nos asegura que durante el día acompañará nuestros pasos.