En griego, la palabra mousiké significaba, genéricamente, el arte de las musas, de modo que comprendía también danza y poesía. Para los antiguos griegos, el músico no era el que tocaba instrumentos musicales, sino el ciudadano educado en las artes y en las ciencias, es decir, formado de un modo armonioso; al menos hasta que apareció la figura del aedo homérico, que componía la música y las palabras de las sagas épicas