Noemí Villamuza

Que este alimento mantenga mi cuerpo,

que mi cuerpo sostenga mi alma,

y mi alma, con palabra y obra,

dé gracias por todo al Señor.

A medida que comían y bebían, los convives se sentían cada vez más ligeros de peso y de corazón. Ya no necesitaban tener presente su promesa. Es, se daban cuenta, en el momento en que el hombre no solo olvida por completo, sino que renuncia firmemente a toda idea de alimento y bebida, cuando come y bebe con el adecuado estado de ánimo.

Temblamos antes de hacer nuestra elección en la vida; y después de haberla hecho, seguimos temblando por temor a haber elegido mal. Pero llega el momento en que se abren nuestros ojos, y vemos y comprendemos que la gracia es infinita.

respuesta:
—A lo mejor ha hecho pis un gigante.
—Tal vez sea un campo radiactivo. Lo vi en una película.
—¿Quizás han bebido demasiada agua? ¡O han sufrido un ataque de gigantitis!
Después, se se

incapaces de poneros de acuerdo.
—¡No nos rindamos! —animó Olivia—. ¡Podemos intentarlo una vez más! Venga, ¡todos juntos! ¡Pedid un deseo!
¡A la una,
a las dos y
a las tres!

Aunque nadie sabe si volverán a ser gigantes.
Tal vez lo hagan para que humanos y animales nos pongamos de nuevo de acuerdo.
Hoy se siguen pidiendo deseos. Los niños soplan los di