—Es mutuo acuerdo —decía Blake—, nos acostamos con otras personas y tenemos la oportunidad de tener nuestros ratos de intimidad. Es como tener una amiga con derecho.
Quizá si no amaba a mi futura esposa, quizá podía ser eso. Una simple amiga con derecho. Había pasado obsesionado con la idea de qué mujer me tocaría, me conocía a casi todas las de la élite.