y yo metafóricamente también,
yo, el poeta sensacionalista, enviado del Azar
a las leyes irreprensibles de la Vida,
yo, el fumador de cigarros por profesión adecuada,
el individuo que fuma opio, que toma absenta, pero que,
la verdad,
prefiere pensar en fumar opio a fumarlo
y antes prefiere contemplar la absenta que le queda por beber
que beberla.