Desde 1989, se ha avanzado, pero lentamente. Para un occidental, es difícil distinguir a la derecha de la izquierda en sociedades donde los intereses dispares son más entre liberales urbanitas y provincias necesitadas de un sistema asistencial, que a menudo peca de clientelar. Los políticos nacionalistas recalcitrantes y homófobos puede que hagan más políticas orientadas a la dignidad de los jubilados que el típico líder cosmopolita y proeuropeo, que tal vez traiga en su programa más privatizaciones y más duras medidas de ajuste.