El cine y la televisión ya fueron tecnologías ‘aceleradas’ que transformaron la subjetividad humana produciendo efectos sociales que revolucionaron vidas, costumbres, mentalidades: desde el mobiliario de los hogares, nuevos procesos de identificación subjetiva y social con imágenes y personajes, cambios en la estructura de deseos y emociones, del sentir la propia identidad, hasta la importancia del instante presente, de la distracción perceptiva y de la gratificación inmediata como procesos psicosociales dominantes.