LA PRIMERA DECISIÓN PARA TENER ÉXITO
Asumo la responsabilidad de mi pasado.
Desde este momento en adelante, asumiré la responsabilidad de mi pasado. Comprendo que el principio de la sabiduría es asumir la responsabilidad por mis problemas y al aceptar la responsabilidad de mi pasado, me libero para avanzar hacia un futuro mejor y más brillante de mi propia elección.
Nunca más culparé a mis padres, a mi esposa, a mi jefe o a otros empleados por mi situación actual. Ni a mis estudios, ni a la falta de ellos, ni a mi genética, ni permitiré que el flujo y reflujo de las circunstancias de la vida diaria afecten mi futuro de manera negativa. Si me permito culpar a estas fuerzas incontrolables por mi falta de éxito, quedaré para siempre atrapado en la red del pasado. Miraré hacia delante. No dejaré que mi historia controle mi destino.
Asumo la responsabilidad de mi pasado y la acepto. Soy responsable de mi éxito.
Estoy donde hoy estoy, mental, física, espiritual, emocional y financieramente, por decisiones que he tomado. Mis decisiones siempre han estado gobernadas por mi manera de pensar. Por lo tanto, estoy donde estoy hoy, mental, física, espiritual, emocional y financieramente, debido a cómo pienso. Hoy comenzaré el proceso de cambiar el lugar donde estoy, mental, física, espiritual, emocional y financieramente, cambiando la forma en que pienso.
Mis pensamientos serán constructivos, nunca destructivos. Mi mente vivirá en las soluciones del futuro. No morará en los problemas del pasado. Buscaré asociarme con aquellos que trabajan y se esfuerzan para lograr cambios positivos en el mundo. Nunca buscaré la comodidad asociándome con aquellos que han decidido estar cómodos.
Cuando me enfrente con la oportunidad de tomar una decisión, la tomaré. Comprendo que Dios no me dotó de la capacidad para tomar siempre decisiones correctas. Sin embargo, sí me dio la capacidad de tomar una decisión y entonces hacerlo correctamente. Los altibajos de mi estado de ánimo no deben desviarme de mi curso. Cuando tome una decisión, me mantendré firme. Mi energía estará dirigida a tomar la decisión. No desperdiciaré energía pensando en lo que podría pasar. No pasaré la vida justificándome. Mi vida será una declaración afirmativa.
Asumo la responsabilidad de mi pasado. Controlo mis pensamientos. Controlo mis emociones.
En el futuro, cuando esté tentado a formular la pregunta “¿por qué yo?”, inmediatamente la contradeciré con la respuesta: “¿Por qué no yo?” Los desafíos son regalos, oportunidades para aprender. Los problemas son el hilo que se entreteje en las vidas de grandes hombres y mujeres. En tiempos de adversidad, no tendré un problema que enfrentar, tendré una decisión que tomar. Mis pensamientos estarán claros. Haré la elección correcta. La adversidad prepara para la grandeza. Aceptaré esta preparación. ¿Por qué yo? ¿Por qué no yo? ¡Estaré preparado para algo grande!
Acepto la responsabilidad de mi pasado. Controlo mis pensamientos. Controlo mis emociones. Soy responsa