iba a apretar el botón cuando unas manitas lo abrazaron desde atrás.
Sintió sus pechos pegados a su espalda, respiró profundo.
—D, ¿puedo pedirte un favor? —Su susurro lo hizo girarse y buscar su mirada. Ella no se le despegó, lo abrazaba con fuerza, ahora su cabeza enterrada en su pecho. Le acarició el cabello y rodeó su cintura.