Ximena Renzo

Estaba a punto de soltar muchas groserías en italiano, y lo único que pude ver fue la sonrisa de aquella señora de la cafetería.

fe se sacude, pero sé que la vida está llena de momentos de tristeza, alegría, amor y desamor. Sepan que solo los verdaderos guerreros sabrán cómo librar la batalla y tener permanentemente escrito su nombre en aquel lugar.

hablaba —y a veces peleaba— conmigo misma. Y no era precisamente algo de lo que me avergonzara. O tal vez sí, pero qué más da.

—¿Quieres? —preguntó entregándome el décimo churro que compraba.

—Ve por ella, campeona

Viejo y nuevo trabajo

No todos podemos llegar ahí, y es precisamente porque no seguimos intentando

Nunca se rindan. Por más fuerte que sea la tormenta, el sol tarde o temprano saldrá

Esta es nuestra más bella rosa, llena de esos colores verdaderos

«Lo que escribimos no es nuestro, sino de quien lo necesita».