La constancia, la complejidad y la profundidad del cambio nos desafían a todos. Por un lado, nos enfrentamos a nuevas y extraordinarias oportunidades para prosperar individual y colectivamente. Por otro, los cambios conllevan pérdidas: algunas personas se quedan atrás, se cuestionan valores mantenidos durante mucho tiempo, se anulan normas y prácticas muy arraigadas, y de una manera simple y repentina desaparecen la seguridad laboral, la familiaridad y la previsibilidad.