El licenciado tiene cincuenta años, mide casi dos metros, posee un desaliño que luce deliberado y lleva las canas pintadas de negro. Usa un traje gris Armani con camisa y corbata amarillas, ambas adquiridas en el Walmart; lleva zapatos Gucci, de punta, con calcetines de Suburbia comprados en paquetes de diez; usa un viejo pañuelo bordado por su hija; trae puestas unas mancuernillas de oro con las que un cliente le pagó por un asunto jamás concluido, jamás siquiera comenzado.