Fátima Arranz Lozano, a la que tanto debo, me dijo que llegar a ser feminista muchas veces era cuestión de edad, porque el sistema en el que vivimos tiene una gran habilidad para desplazar el conflicto social y sus causas a circunstancias individuales, que siempre podríamos haber cambiado si nos hubiésemos esforzado más.