El mundo entero estaba tan silencioso que Standish fue presa del desconcierto. El solitario barco abriéndose camino por el ancho mar, la miríada de estrellas desvaneciéndose en el amplio cielo… eran cosas primordiales que lo relajaban y al mismo tiempo lo perturbaban. Era como si estuviera comprendiendo por primera vez que todos los enojosos problemas de su vida carecían de sentido e importancia. Con todo, se avergonzaba de haberlos tenido en el mismo mundo que podía crear un panorama como aquél.