Louisa May Alcott

—¡Qué horrible es ser pobre! —

Ya es bastante malo ser chica, gustándome tanto los juegos, las maneras y los trabajos de los muchachos.

No puedo acostumbrarme a mi desengaño de no ser muchacho, y menos ahora que me muero de ganas de ir a pelear al lado de papá y tengo que permanecer en casa haciendo calceta como una vieja cualquiera

; el amor desecha el temor, y la gratitud vence el orgullo.

—Si Jo es un muchacho y Amy algo afectada, ¿qué soy yo, si se puede saber?

padre la llamaba “Pequeña Tranquilidad”,

Ven aquí, Amy, y repite la escena donde te desmayas, porque te pones tiesa como una estaca al hacerlo.

. Nuestras cargas están aquí, nuestro camino está delante de nosotras y el deseo de bondad y felicidad es el guía que nos dirige a través de muchas penas y equivocaciones hasta la paz,

-¡Animo, corazón mío! Siempre hay
luz detrás de las nubes.

Nuestras cargas están aquí, nuestro camino está delante de nosotras y el deseo de bondad y felicidad es el guía que nos dirige a través de muchas penas y equivocaciones hasta la paz,

Yo sé que obtendré mi música alguna vez si soy buena.”

En el mundo hay muchísimas Beth, tímidas y tranquilas, sentadas en rincones hasta que alguien las necesita y que viven para los demás tan alegremente, que nadie se da cuenta de los sacrificios que hacen hasta que el grillo del hogar cesa de chirriar y desaparece el dulce rayo de sol, dejando atrás silencio y sombra.