Quizás nuestro primer auto-engaño es cuando pensamos que nuestra mente es la que nos engaña, ya que le damos vida propia, la ponemos fuera nuestro, la separamos de nuestro ser como si fuera un extranjero que nos impone pensamiento, ideas, mandatos. En este caso hay que decir que “Yo soy mi mente”, la cual me pertenece con todo su contenido de pensamientos e imágenes, sean geniales o perturbadores, sublimes u horrendos. Al hacernos cargo de nuestra mente, podremos conocerla, aceptarla y luego ver qué es necesario cambiar.