Por una parte, los espacios de los que obtenían sus recursos menguan, y por la otra aumentan los costes para reproducir su posición social. Deben emplear, sólo para conservar su lugar, un volumen de recursos mucho mayor. Al mismo tiempo, al debilitarse la red relacional, también lo hacen las oportunidades de acceder a los espacios de poder, lo cual tiene efectos generacionales: es probable que sus hijos no accedan al estatus de los padres al carecer de los viejos mecanismos que les introducían en los espacios adecuados. Y puesto que forman parte de las clases nacionales, carecen de las posibilidades de crecimiento, entre ellas las de acceso al gran capital, que sí poseen las clases altas globales.