Las llamas del poema iluminarán tu noche,
los verbos de sus cenizas arderán en tu principio.
Todo yo seré ella, toda ella seré yo.
Los dos seremos un cuerpo en combustión
que da a luz a la muerte.
Muerto el yo, la poesía,
huérfana de palabras,
abrirá las puertas del misterio.