Toda guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando estemos capacitados para atacar, debemos aparentar incapacidad; cuando estemos usando nuestras tropas, hemos de parecer inactivos; cuando estemos cerca, haremos creer al enemigo que nos encontramos lejos; cuando estemos lejos, haremos que piense que estamos cerca. Ofrezcamos señuelos para atraer al enemigo. Simulemos desorden y sorprendámoslo.