Narramos la historia que ambos estamos escribiendo como nuestra
Por otra parte, para ayudar a la otra persona a sentirse inmersa en un proceso de seducción, iremos narrando lo que está sucediendo entre nosotros. De esa forma, además, comprobaremos si estamos los dos de acuerdo en el ritmo, y nos ayudará también a saber «cómo está la cosa», de forma que la siguiente propuesta será más fácil de acertar.
Empatizamos
Al ser algo bilateral, resulta imprescindible la empatía, es decir, ponerse en la piel del otro, para poder avanzar en el juego que se establece entre el misterio y la necesidad de entender al que tienes enfrente. Así que una de las cosas que enseñamos es que, antes de suponer algo, preguntemos los sentimientos, lo que piensa, lo que le apetece. Nos evitaremos malos tragos, comeduras de coco y, sobre todo, podremos estar bien informados para poder actuar en consecuencia.
Asertividad
Es decir, sentirse legitimado a expresar lo que queremos, a preguntar lo que nos interesa, a saber decir que no a lo que no queremos en el otro, y, sobre todo, a poder comunicarnos con más libertad sobre lo que estamos sintiendo.
Para poder realizar este empeño, trabajamos sobre el triángulo de helio (Álvaro Tejedor), también llamado triángulo de las macrohabilidades.
El triángulo de las macrohabilidades (Triángulo de helio):
En los vértices de ese triángulo se sitúa el resultado de tres acciones: observar, cualificar y comunicar. Realizar esas acciones requiere el desarrollo de lo que llamamos tres macrohabilidades en las que hay que adiestrarse: capacidad de observación, capacidad de cualificación y capacidad de comunicación.
Cada una de las tres acciones las realizaremos sobre tres objetos: yo, el otro, y la interacción (el contexto y la historia que nos une).