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Anton Chéjov

  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    en ausencia de mi mujer me entraban ganas de recorrer sus habitaciones, y deseaba que el problema que ella y yo no podíamos resolver, por ser incapaces de entendernos, se solucionara cuanto antes de manera espontánea, siguiendo el orden natural de las cosas
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    Con aquella barbilla doble, grisácea, que no se había afeitado en una temporada y recordaba a un lampazo, aquellos ojos saltones, aquellos jadeos, y en general con aquella figura desgarbada, desaliñada, con aquella voz, aquella risa y aquella forma de hablar, costaba reconocer al apuesto e interesante pico de oro por cuya culpa en otros tiempos los maridos del distrito habían tenido celos de sus mujeres.
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    Bueno, ¿y qué? El año que viene, con la nueva cosecha, tendrán techos nuevos y, si morimos de tifus, otros habrá que sigan viviendo después.
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    y, a pesar del odio que ella siente por mí, yo la echo de menos, igual que echaba de menos en la infancia a mi madre y a mi niñera, y siento que ahora, cerca ya de la vejez, la quiero con un amor más puro y más elevado que en el pasado,
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    Así que estos dos años –pensaba yo, mientras empezaba a dar vueltas por mis habitaciones– no nos han hecho ni más listos, ni más fríos, ni más tranquilos.
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    ella, por más que fuera adusta y fría, por más que me respondiese con una sonrisa desdeñosa y altiva, me seguía pareciendo atractiva, y yo estaba orgulloso de esa mujer y me daba cuenta de que alejarme de ella era algo terrible e imposible.
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    Era uno de tantos episodios de nuestro odio conyugal, absurdos y escandalosos, de los muchos que se habían sucedido desde el día en que nos casamos
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    Conocía muy bien su aspecto externo y lo apreciaba en lo que valía, pero su mundo espiritual y moral, su inteligencia, su forma de entender la vida, sus frecuentes cambios de humor, sus ojos llenos de odio, su desdén, su erudición, con la que en ocasiones me había dejado pasmado, o, por ejemplo, cosas como su expresión monástica de la víspera, todo eso para mí era algo desconocido e incomprensible.
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    A veces, de niño, cuando algo me dolía, me apretujaba contra mi madre o mi niñera, y de esa manera, escondiendo la cara entre los tibios pliegues de sus vestidos, creía que me escondía del dolor.
  • Ivana Melgozahas quoted2 years ago
    Quien haya pasado el invierno en la aldea y conozca esas tardes interminables, tediosas, silenciosas, en las que hasta los perros, de puro aburrimiento, se niegan a ladrar y los relojes parecen languidecer, cansados del continuo tic-tac; quien haya experimentado en esas tardes el desasosiego al notar que se despierta su conciencia, y se haya movido intranquilo de acá para allá, deseando tan pronto acallar su conciencia como desentrañarla, podrá comprender la distracción y el placer que me proporcionaba la voz de mi mujer, resonando en aquel cuartito acogedor para decirme que yo era una mala persona.
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