LOS ORÍGENES DE LA ILUSTRACIÓN
Los antecedentes de la ilustración tal como la conocemos hoy son las miniaturas con que los artistas medievales decoraban los manuscritos. Estas miniaturas están más cerca de muchas realizaciones contemporáneas que de la ilustración mediante grabados que inauguró el Renacimiento. En efecto, al tratarse de obras originales (pintadas, por lo general, a la acuarela), su efecto es muy similar a las modernas técnicas de reproducción que permiten una perfecta fusión del texto y la imagen. Entre los ejemplos más impresionantes de la ilustración medieval se encuentran las letras capitales de los evangelios irlandeses (entre ellos, el célebre Evangelio de Lindisfarne, del siglo X, uno de los más antiguos de Europa). Las miniaturas eran con frecuencia obras muy detalladas, trabajadas con sumo esmero, que podían entrar en la categoría de verdaderas obras de arte.