encontramos en primer lugar a Afrodita, cuyo nacimiento se produjo en el mar. Según el relato de Hesíodo,21 Cronos, por invitación de la madre Tierra, corta los genitales al padre Urano y los lanza muy lejos en el mar agitado. Alrededor de ellos se forma una blanca espuma (leukos aphros) de la que surge una niña. La narración prosigue del siguiente modo: «Ella estuvo, primero, en la sagrada Citera, y luego, desde allí, llegó a Chipre envuelta en las olas. Así fue como surgió una diosa llena de gracia y embeleso, y a su alrededor crecía la hierba bajo los pies delicados». Los nombres de la diosa, con las diversas epíclesis que la acompañan según las localidades, enlazan con esta historia.