Dicen que una relación termina cuando una de las personas se va. Tal vez no la primera vez, pero sí bastante antes de la última. Uno interrumpe las peleas dando un portazo, encendiendo el motor del auto o saliendo a dar una vuelta manzana, y a eso uno lo llama “salir a despejarse”. Y aunque todavía no lo sabe, uno se está yendo de algo más que del momento. Uno se está yendo de su matrimonio.