PESO ANCESTRAL
Tú me dijiste: No lloró mi padre;
tú me dijiste: No lloró mi abuelo;
no han llorado los hombres de mi raza,
eran de acero.
Así diciendo te brotó una lágrima
y me cayó en la boca... más veneno
yo no he bebido nunca en otro vaso
así pequeño.
Débil mujer, pobre mujer que entiende,
dolor de siglos conocí al beberlo;
¡oh, el alma mía soportar no puede
todo su peso!
( Irremediablemente, 1919