De todos modos la biología nos explica, a través de la teoría endosimbiótica, que la mitocondria ha sido en algún momento de la vida protozooica una bacteria fagocitada por una célula hambrienta y que, he aquí, huésped y locatario desa-rrollaron una convivencia beneficiosa para ambos. Uno daba alimento y cobijo y el otro, energía propicia para establecer una plataforma donde se apoyaba el futuro de un nuevo estadio evolutivo.