¡La muerte es el gran despertar! El cambio de forma, la gran invitación a soltar la ilusión de la permanencia. Es un lanzarse al vacío, a darnos cuenta de que no somos nada fijo, que no somos ni nuestros pensamientos ni nuestras emociones ni nuestras identidades, ni tan siquiera nuestro cuerpo. Paradójicamente, escondemos la muerte y al muerto en cajas y velatorios, en lugar de mostrar el misterio.