Su matrimonio, como he dicho, había llegado a aquel punto en que la rutina había llevado al tedio y el tedio a la apatía y la apatía a la ansiedad, y luego a la incomprensión, a la aversión y todo lo demás. Ella intentó invertir este proceso viajando con el marido a la India, a China, yendo cada vez más lejos, como si no los acompañaran sus problemas.