actúa simbólicamente con el instrumento de trabajo que es su cuerpo. Le hace brotar formas imaginarias tomando del fondo común de signos que comparte con su público. Su talento consiste en el suplemento que suscita por su personalidad propia, su aptitud para arrebatar la adhesión de la sala. No se trata de reproducir un texto sino de encarnarlo, de darle vida a los ojos del auditorio