Júlia Ibarz

«las diferencias que nos dividen no son diferencias de costumbres, rituales o tradiciones, sino de estatus, nivel de vida, acceso al poder y técnicas de adquisición del poder. Estas son las diferencias que han determinado desde siempre los destinos de personas y pueblos, y unos mismos pueblos y culturas han gozado en un momento de gran privilegio y en otro de ninguno»

Doy la bienvenida a la franqueza brutal de su pluma, pero creo que una vez que ha elegido plantear estos asuntos delicados, su deber ya no es solo comentarlos, sino inspirar, dejar a sus compatriotas con la esperanza entre las manos y algo por lo que vivir.

Las armas espirituales pueden ser muy dinámicas y a menudo tienen un impacto difícil de apreciar excepto a la luz de experiencias auténticas en situaciones concretas.

Estoy más influido que nunca por la convicción de que la única base de la felicidad humana es la igualdad social.

Deseo que todo el mundo esté bien y que se sigan alegres y animados; ¡yo mantengo el puño cerrado!
Tuyo de corazón,
NEL

Por cierto, el otro día estaba leyendo el magnífico telegrama que me mandaste hace dos años por mi cincuenta cumpleaños. Caí en la cuenta de que no pasará mucho tiempo antes de que sea un anciano, el mayor título al que se puede aspirar y que consiguen hasta los hombres ordinarios en virtud de su avanzada edad

entí casi de inmediato un millón de punzadas en la región donde se hospeda el corazón.

ser humano, sea cual sea su color, ya viva bajo el régimen de cristianos, fariseos, hipócritas, paganos o aquellos que decidieron seducir directamente al demonio,

derecho natural de nuestra gente.

Yo tenía casi treinta y cinco años cuando empecé a leer sistemáticamente trabajos de esta naturaleza y ¡qué diferencia de perspectiva gané con ellos!