Hamnet vuelve a tener la misma sensación que ha tenido toda su vida: que su hermana es la otra cara de sí mismo, que los dos encajan a la perfección, ella y él, como las dos mitades de una nuez. Que sin ella está incompleto, perdido. Llevará para siempre una herida abierta en un costado, de arriba abajo, por donde la separaron de él.