La lectura de libros crea un itinerario prolongado a lo largo de toda la escolaridad obligatoria. No se lee libremente en unos cursos y se aprende literatura en otros. Si se es consciente de la continuidad de los aprendizajes, éstos se pueden enlazar en forma más eficaz y los docentes pueden trabajar en equipo para ayudar a sus alumnos durante ese recorrido.