“Ha venido Pawa”. “Pawa está en el Perené. Es gringo, alto y regala cintas”. “Pawa se arrodilla a cada rato, cierra los ojos y habla en voz alta”. “Pawa canta, Pawa sana a los enfermos”... Porque, para ellos, Stahl era todo eso: pastor, médico, dentista, maestro y padre.