Se quedaron con cinco pedazos cada uno. Mamá puso los suyos en un bonito ataúd, bajo una bonita lápida que diceMi ángel. Papá incineró una clavícula, dos costillas, un fragmento del cráneo y un dedo pequeño del pie, y puso las cenizas en una urna dorada. Así que se salieron cada uno con la suya, pero sorpresa sorpresa, eso tampoco los hizo felices