¿Guardó silencio el matrimonio? Él, sí. Miren, sin cambiar de posición en la cama, siguió enlazando comentarios, críticas, reproches, en la oscuridad.
—Yo los veo fuera de lugar. Serán amables, educados y lo que tú quieras, pero se nota que no son de aquí. Esa manera de hablar, esos gestos. Hasta me parece que mastican distinto. Ve preparándote para tener un nieto que se apellide Hernández. Solo de pensarlo me entra dolor de tripa. A mí eso es lo que me da ganas de llorar y no Joxe Mari, que está defendiendo la causa de Euskal Herria. Yo no sé, Joxian. Yo no sé. ¿Qué hemos hecho mal? ¿Tú lo sabes? ¿Por qué nos ha salido una hija tan torcida? Joxian, ¿duermes?