razón como objeto propio en filosofía. Comenzaba por pedir al adversario que definiera el tema en discusión, que podía ir desde la naturaleza de la justicia hasta la mejor manera de llegar a ser general del ejército. Fuera sublime o ridículo, el asunto recibía el mismo tratamiento y esa fue justamente la gran innovación de la dialéctica: era una herramienta aplicable a cualquier cosa. Una vez lograda la definición del tema, Sócrates procedía a buscarle agujeros, encontrando en el proceso una definición mejor. Avanzaba de este modo desde los ejemplos particulares a los de aplicación más general, llegando finalmente a la verdad universal.