Se supone que ya has considerado las funciones ideales para cada cual en términos de experiencia. Es decir, al formar tu equipo elegiste a esas personas por lo que podían hacer —ya fuera programar o coordinar a los vendedores—. Y ya has compartido durante las presentaciones qué tipo de experiencia aporta cada persona al equipo (véase capítulo 2, «Potencia que los miembros del equipo se conozcan mutuamente»). Pero hay otras dos maneras de definir tales funciones:
Por la estructura: La mayoría de los equipos tienen una estructura básica formada por un líder y muchos miembros. El líder tiene un papel que cumplir y cada uno de los miembros, otro.
Por la actividad: El equipo debe enfrentarse a muchas y diferentes actividades para alcanzar sus objetivos. Cada una de ellas puede ser una función. Así, se puede asignar a alguien que haga la planificación, a otro que mantenga informado al equipo directivo, etc