El gerente lleva las pizzas.
—¿Está todo bien, señor?
—Sí, gracias —respondo—, pero no soy un señor, soy una lesbiana y mi amiga es una vaca.
—¡LARGO DE AQUÍ!
Me levanto cuan alta soy (él sigue siendo midiendo treinta centímetros más que yo).
—Esta vaca es una ciudadana del planeta Tierra. Si nos echas me quejaré con la Comisión de Derechos Humanos.