La culpa puede generar un sinnúmero de conductas inesperadas e incluso inconcebibles en ausencia de ella. Algunas personas, por ejemplo, realizan acciones «altruistas» y de ayuda social solamente por evitar sentir la culpa que se desarrollaría en ellas si no lo hicieran. De igual forma, cuando la persona considera que ha errado y que sus acciones han dañado a otras personas o a sí misma, los mecanismos psicológicos compensatorios se activan de manera casi inmediata para tratar de subsanar el hecho, cuando esto no es posible, generar daño personal por medio de una autoagresión es una opción tentadora.