con él se expresan. No alarma la música en sí misma, sino su incorporación a posiciones alternativas que se alejan de la normatividad establecida y, a veces, hacen feroces críticas al sistema social, a sus formas de poder, a su capacidad de destrucción, a su militarismo, a sus valores y formas de relación vacías y frívolas. (Valenzuela, 1999: 28 y 29)