En todos los casos locales se produce una secuencia fija, que analizaremos: el futbol aparece —es incorporado, importado, trasplantado, aculturado— como deporte de élites, y en un momento —a lo largo de un proceso— se transforma en popular, no sólo en el sentido de su impacto como práctica y espectáculo de masas, sino en el de una práctica especialmente marcada por su apropiación por las clases populares —con más precisión: por los hombres de las clases populares—.