Para muchos aristócratas de su edad, que vivieron y maduraron en el siglo pasado, los pensamientos sistemáticos tienen algo de innoble, de vulgar. La confrontación con otras inteligencias, con otras ideas, está considerada por principio como una rendición. Los plebeyos piensan como grupo o como multitud; un noble está solo, y de esta soledad está hecha su gloria y su valentía.